Un retroceso que revive temores económicos.
La confianza del consumidor estadounidense volvió a deteriorarse en noviembre y se acercó a uno de los puntos más bajos registrados en la historia reciente. Los resultados difundidos por la Universidad de Michigan muestran que los hogares perciben con mayor pesimismo su situación financiera y las condiciones económicas del país.
El índice final de confianza cayó a 51 puntos, por debajo de los 53,6 registrados en octubre. Aunque la cifra supera levemente la lectura preliminar, continúa reflejando un ánimo debilitado entre los consumidores.
Condiciones actuales en suelo histórico.
La evaluación que hacen los estadounidenses sobre su situación presente sufrió una fuerte caída: el indicador retrocedió 7,5 puntos hasta situarse en 51,1, marcando un mínimo histórico. Las expectativas sobre la evolución futura de las finanzas personales tampoco ofrecen un panorama alentador, alcanzando su punto más sombrío desde 2009.
Según Joanne Hsu, directora de la encuesta, los hogares siguen afectados por precios que continúan elevados e ingresos que pierden fuerza, factores que erosionan su confianza y capacidad de gasto.
Inflación esperada: menos presión, pero preocupación persistente.
A pesar del desánimo, las expectativas de inflación muestran una ligera mejora. Los consumidores proyectan que los precios subirán 4,5% en los próximos 12 meses, acumulando tres meses consecutivos de desaceleración en las expectativas. Para el horizonte de cinco a diez años, estiman una inflación anual promedio de 3,4%, por debajo del 3,9% de octubre.
Sin embargo, la inflación sigue siendo un problema estructural en la percepción del consumidor, que continúa sintiendo el peso del costo de vida, sobre todo en sectores de ingresos más bajos.
Mercado laboral: señales de tensión.
El informe alerta que la probabilidad de perder el empleo alcanzó su nivel más alto desde mediados de 2020. Esto coincide con el aumento de las solicitudes continuas del seguro de desempleo, ahora en su cifra más elevada en cuatro años. El mensaje es claro: conseguir un nuevo trabajo se está volviendo más difícil para quienes ya salieron del mercado laboral.
Una economía partida en dos.
El estudio también revela una brecha que se ensancha.
Mientras los hogares de mayores ingresos [particularmente los que poseen activos financieros como acciones] aún tienen margen para sostener su consumo, las familias con menos recursos muestran un deterioro mucho más acelerado en sus finanzas.
Hsu advierte que esta dualidad puede hacer que los indicadores macroeconómicos luzcan sólidos a pesar de que ciertos grupos enfrentan vulnerabilidades profundas.
Pesimismo para el corto plazo.
Pese al cierre del prolongado shutdown gubernamental, los consumidores mantienen una visión más negativa sobre el futuro inmediato de la economía. Las condiciones para adquirir bienes duraderos, como autos o electrodomésticos de alto valor, cayeron a un mínimo histórico.
La encuesta —realizada entre el 3 y el 17 de noviembre— refleja que la recuperación del ánimo del consumidor todavía está lejos de consolidarse.
¿Cómo afecta este deterioro de la confianza a la economía peruana?
Menos dinamismo externo y presión sobre nuestras exportaciones.
Una caída sostenida de la confianza del consumidor en Estados Unidos suele traducirse en menor gasto interno y, por extensión, menor demanda de bienes importados. Para Perú, esto implica:
- posible menor demanda por algunos productos de exportación, especialmente aquellos vinculados al consumo y la industria;
- un entorno internacional menos favorable para los precios de commodities no tradicionales;
- mayor sensibilidad del mercado global ante cualquier señal de desaceleración estadounidense.
Aunque los envíos de minerales suelen depender más de factores industriales que del consumo, un clima de incertidumbre prolongado puede influir en el apetito global por materias primas.
Impacto en el tipo de cambio en el Perú:
El dólar podría mostrar altibajos, pero sin tendencia definida.
El desplome de la confianza del consumidor en EE.UU. genera dos fuerzas contrapuestas que influyen en el tipo de cambio peruano:
- Si los mercados interpretan estos datos como señal de desaceleración, podría aumentar la probabilidad de recortes de tasas por parte de la FED, lo que —en teoría— debilitaría al dólar a nivel global.
- Sin embargo, el aumento del temor a una recesión puede fortalecer temporalmente al dólar, ya que los inversionistas suelen refugiarse en activos estadounidenses en épocas de incertidumbre.
En el caso peruano, estos movimientos podrían traducirse en fluctuaciones moderadas, pero no en un cambio estructural. El sol ha mostrado fortaleza durante el año gracias a:
- sólidos términos de intercambio,
- estabilidad macroeconómica,
- acciones oportunas del BCRP para suavizar la volatilidad.
Por ello, aunque el dólar podría registrar pequeños repuntes o correcciones, no se anticipa una presión sostenida al alza mientras los fundamentos locales se mantengan firmes.
Señales de alerta desde EE.UU., atención obligatoria para el Perú.
La caída de la confianza del consumidor estadounidense es un recordatorio de que la economía global está transitando un periodo de vulnerabilidad. Para Perú, el impacto será moderado pero relevante, especialmente en exportaciones sensibles al ciclo y en el comportamiento del tipo de cambio.

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