Un crecimiento que pierde impulso hacia un año decisivo.
El Banco Central de Reserva del Perú anticipó que, aunque la actividad económica mantiene un ritmo favorable en 2025, el próximo año mostrará una desaceleración natural por las tensiones propias de un escenario electoral. Pese a ello, la autoridad monetaria mantiene su expectativa de que el PBI aumente 2,9% en 2026, una cifra estable pero menor a la recuperación observada este año.
Según Adrián Armas, gerente central de Estudios Económicos del BCR, la economía habría crecido alrededor de 3,3% en el tercer trimestre de 2025, impulsada sobre todo por el avance del consumo interno y el repunte de la inversión privada. Los resultados oficiales serán publicados por el INEI este 15 de noviembre, mientras que el BCR actualizará sus proyecciones en el próximo Reporte de Inflación.
Inversión y consumo: los motores del crecimiento reciente.
Armas destacó que los principales indicadores internos continúan mostrando una evolución positiva.
- Las importaciones de bienes de capital e insumos industriales se expanden a tasas de dos dígitos, señal clara de mayor dinamismo en la inversión.
- La recuperación del sector construcción y el aumento del consumo de cemento refuerzan este panorama.
- Los indicadores vinculados al consumo de los hogares también mantienen una tendencia alcista, respaldados por un empleo formal privado que crece entre 6% y 7,7% durante el año.
Además, tras más de tres años de expectativas empresariales en terreno pesimista, desde mediados del año pasado la confianza empresarial se ha instalado nuevamente en un nivel claramente optimista, configurando un entorno favorable para la actividad económica.
Un mundo incierto, pero con señales mixtas.
Desde el frente internacional, el BCRP señala que las perspectivas globales se ven moderadas por las restricciones comerciales que persisten en varios países. Esto mantiene un sesgo a la baja para la economía mundial en el mediano plazo.
No obstante, Armas reconoce que, pese a esos riesgos, el entorno externo también ha mostrado ciertos signos de mejora reciente.
2026: crecimiento más moderado por el ruido político.
El BCR recordó que su proyección para 2026 ya incorporaba una ligera desaceleración asociada a la incertidumbre propia de las elecciones. Los periodos electorales suelen frenar decisiones de inversión, moderar el dinamismo del gasto privado y generar mayor cautela en empresas y hogares.
Pese a ello, la autoridad monetaria estima que el país mantendrá un crecimiento cercano al 3%, apoyado en la mayor confianza del consumidor, la recuperación del empleo formal y la continuidad de la inversión privada.
El Banco Central presentará un nuevo conjunto de proyecciones el próximo mes, lo que permitirá ver si el escenario electoral modificará la hoja de ruta económica del país.
¿Qué significa todo esto para el Perú y el tipo de cambio?
Impacto interno: un 2026 más prudente, pero no crítico.
La moderación del crecimiento prevista para 2026 no apunta a un deterioro severo, sino a una fase más cauta debido al proceso electoral. En la práctica, esto podría traducirse en:
- Menor velocidad en la creación de empleo, aunque manteniéndose en terreno positivo.
- Inversiones que podrían esperar los resultados electorales antes de ejecutarse.
- Un consumo que seguiría firme, pero sin el impulso del 2025.
En general, el Perú llegaría a 2026 con bases sólidas: confianza empresarial elevada, empleo formal en expansión y sectores clave como construcción e inversión recuperándose.
Impacto en el tipo de cambio: volatilidad moderada, pero no una amenaza.
Aunque los años electorales suelen presionar el tipo de cambio, la situación actual sugiere un comportamiento más estable que en procesos anteriores.
¿Por qué el impacto sería limitado?
- El sol se ha mantenido fuerte gracias al buen desempeño de los términos de intercambio y la credibilidad del BCR.
- El mercado ya anticipa un crecimiento más moderado, por lo que gran parte de las expectativas están incorporadas en los precios.
- Si bien podría haber episodios de volatilidad [típicos en periodos de incertidumbre política], estos no necesariamente implican una tendencia alcista sostenida del dólar.
En resumen, el 2026 podría mostrar un tipo de cambio algo más sensible a noticias políticas, pero sin un desalineamiento fuerte, especialmente si continúa el flujo de inversión privada y se mantiene la estabilidad macroeconómica.
Un 2026 más lento, pero bajo control.
El mensaje del BCRP es claro: la economía peruana mantiene un buen impulso en 2025 y, aunque el 2026 será un año más moderado por el ciclo electoral, no se espera una caída abrupta del crecimiento. El sol peruano, por su parte, podría enfrentar episodios de volatilidad, pero con fundamentos que siguen sosteniendo su estabilidad.

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