Tensiones geopolíticas reavivan el precio del crudo.
El mercado energético mundial volvió a encenderse luego de que Estados Unidos impusiera nuevas sanciones a las gigantes petroleras rusas Rosneft y Lukoil. Tras el anuncio, el precio del Brent se disparó más de 5%, superando los US$65 por barril, mientras que el WTI alcanzó los US$61,8, marcando su mayor alza en más de dos años.
Las medidas, comunicadas por el Departamento del Tesoro, congelan los activos de ambas compañías en territorio estadounidense y prohíben cualquier tipo de transacción con ellas. Además, Washington advirtió que las entidades extranjeras que mantengan lazos comerciales con Rosneft o Lukoil podrían enfrentar sanciones secundarias, lo que aumenta la incertidumbre en el mercado petrolero global.
Un golpe político con efectos económicos globales.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) justificó las sanciones señalando que Rusia no ha mostrado voluntad real de avanzar en un proceso de paz que ponga fin al conflicto en Ucrania. Esta decisión llega en un contexto en que la OPEP+, liderada por Arabia Saudita y Rusia, aumentaba su producción, lo que había generado temores de sobreoferta.
Ahora, la nueva presión sobre las empresas rusas podría revertir ese panorama, impulsando expectativas de un mercado más ajustado y empujando los precios del crudo hacia niveles más altos.
“El escenario cambia radicalmente. Lo que parecía un exceso de oferta podría transformarse en un déficit temporal”, señaló Ole Hansen, estratega de materias primas en Saxo Bank.
Asia siente el impacto: India y China buscan alternativas.
Las consecuencias de las sanciones se extienden hacia Asia, donde India y China —principales compradores del crudo ruso— enfrentan desafíos logísticos y financieros para sostener sus importaciones. India, que adquiere más de un tercio de su petróleo desde Rusia, deberá reorganizar rutas y contratos, mientras que China, que obtiene cerca del 20% de su suministro del país euroasiático, también podría experimentar ajustes en sus compras.
A pesar de ello, Rusia mantiene un flujo considerable de exportaciones marítimas, que recientemente alcanzaron su nivel más alto en 29 meses, lo que evidencia su capacidad para sortear restricciones previas. Sin embargo, expertos advierten que esta nueva ola de sanciones podría abrir la puerta a medidas más severas en el futuro.
¿Y cómo afecta esto al Perú?
El repunte del petróleo tiene implicancias mixtas para la economía peruana. Por un lado, un crudo más caro puede elevar los costos del transporte y los precios de los combustibles, ejerciendo presión sobre la inflación interna. Sin embargo, en el corto plazo, el tipo de cambio ha mostrado una ligera baja, ya que el fortalecimiento del sol responde a la mayor entrada de capitales extranjeros y a la estabilidad monetaria local, incluso en medio de la volatilidad internacional.
Además, los buenos resultados macroeconómicos de EE. UU. y las expectativas de que la FED mantenga una política monetaria prudente han favorecido un entorno más estable para las monedas emergentes, incluido el sol peruano.
En conjunto, aunque el alza del petróleo eleva ciertos riesgos inflacionarios, el impacto en el tipo de cambio ha sido moderado y con tendencia a la baja, mostrando la fortaleza del mercado cambiario peruano frente a los choques internacionales.
Conclusión: el petróleo vuelve al centro del tablero global.
Las nuevas sanciones de EE. UU. no solo reconfiguran el tablero energético mundial, sino que también vuelven a colocar al petróleo como el gran protagonista de la economía internacional. En un contexto de tensiones políticas, restricciones comerciales y cambios en la oferta global, los precios del crudo se convierten nuevamente en un termómetro de la incertidumbre geopolítica.
Para países como el Perú, mantener la estabilidad macroeconómica y cambiaria será clave para amortiguar los efectos de esta nueva ola de tensiones energéticas que promete seguir dando que hablar en los próximos meses.

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