Un repunte inesperado.
La economía estadounidense registró un crecimiento anualizado de 3,8% en el segundo trimestre de 2025, según el reporte de la Oficina de Análisis Económico. La cifra superó con amplitud la proyección de 3,3% y se convirtió en el ritmo de expansión más sólido desde 2023.
De la caída a la recuperación.
Tras haber retrocedido 0,6% en el primer trimestre, el Producto Bruto Interno (PBI) se recuperó con fuerza, avanzando 0,9% en términos trimestrales. El rebote estuvo apoyado en dos motores principales: una marcada contracción de las importaciones y un consumo de los hogares más dinámico. Estos factores compensaron la debilidad en la inversión privada y en las exportaciones.
El papel del consumidor y la caída de importaciones.
El gasto de los consumidores aceleró su crecimiento a 2,5%, un salto notable frente al 0,6% de los primeros tres meses del año. A la par, las importaciones se desplomaron más de 29% en el trimestre, tras haber alcanzado niveles récord a comienzos de 2025. Esta reducción en las compras al exterior fue clave para sostener el repunte económico.
Inversión y gasto público en retroceso.
No todo fue positivo: la inversión privada se contrajo de manera significativa, con una caída de 5,1% en la construcción de viviendas y un retroceso en los inventarios de las empresas, lo que restó más de tres puntos al crecimiento total. Además, el gasto del gobierno federal también se redujo en más de 5%, lo que evidencia un ajuste en la política fiscal.
¿Qué significa para el Perú?
El repunte de la economía estadounidense tiene un doble efecto para el Perú. Por un lado, impulsa la demanda de exportaciones peruanas, sobre todo de minerales como el cobre, que suelen verse beneficiados por un mayor dinamismo industrial en EE. UU. Esto podría reforzar la balanza comercial y generar ingresos adicionales de divisas.
Por otro lado, el fortalecimiento económico de EE. UU. puede traducirse en un dólar más sólido frente a las monedas emergentes. En el caso peruano, esto podría presionar al alza el tipo de cambio, encareciendo importaciones y elevando costos en sectores sensibles como combustibles y alimentos.
Un escenario de oportunidades y riesgos.
Mientras la mayor economía del mundo muestra resiliencia, el Perú debe estar atento a cómo este crecimiento impactará en sus exportaciones y en la cotización del dólar. Si bien el repunte estadounidense puede abrir espacio para un mayor flujo de capitales hacia mercados emergentes, también incrementa la volatilidad cambiaria. En este contexto, la política monetaria del BCR será clave para mantener la estabilidad en el mercado peruano.

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