Un discurso que marca agenda.
En el esperado simposio de Jackson Hole, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED), sorprendió al admitir que el escenario económico de Estados Unidos podría justificar un recorte de tasas de interés en 2025. Sería la primera baja desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y llega en un contexto en el que los riesgos que enfrenta la economía estadounidense se están transformando rápidamente.
Powell destacó la resiliencia de la economía norteamericana: un mercado laboral sólido y una inflación que, aunque aún por encima de lo deseado, ha retrocedido notablemente desde los picos de la postpandemia. Sin embargo, también reconoció que los riesgos de inflación se inclinan hacia arriba, mientras que los riesgos para el empleo apuntan hacia abajo, generando un dilema difícil para la FED.
Los nuevos vientos de la economía global.
El discurso también puso sobre la mesa factores que están reconfigurando el panorama: la imposición de aranceles más elevados, políticas migratorias más restrictivas que alteran la fuerza laboral y, en el largo plazo, posibles cambios en políticas fiscales y regulatorias que afectarán la productividad. Powell fue claro en que la política monetaria puede suavizar los ciclos económicos, pero tiene poca capacidad de influir en cambios estructurales de fondo.
Hacia una política más flexible.
A pesar de la incertidumbre, el líder de la FED recalcó que las tasas están hoy mucho más cerca de un nivel neutral que hace un año, lo que otorga espacio para maniobrar. Esto, sumado a la estabilidad en el desempleo, permite evaluar con cautela un ajuste en la política monetaria durante la segunda mitad de 2025. Powell remarcó que la FED no sigue un guion fijo: las decisiones dependerán de los datos y de cómo evolucione el balance de riesgos.
Impacto en Perú: alivio para el sol y oportunidades en los mercados.
Un posible recorte de tasas en EE. UU. tendría repercusiones inmediatas en países emergentes como Perú. Una FED menos agresiva significa un dólar más débil, lo que podría generar:
- Menor presión sobre el tipo de cambio en Perú, fortaleciendo al sol frente al dólar.
- Atractivo para capitales extranjeros que buscan mercados con mejores rendimientos, incentivando la inversión en bonos y acciones peruanas.
- Alivio en el costo del financiamiento externo, favoreciendo tanto al Estado como a las empresas que tienen deudas en dólares.
En términos prácticos, si el dólar se debilita, los precios de insumos importados y combustibles tenderían a moderarse, ayudando a contener la inflación local. Sin embargo, también implicaría mayor volatilidad en los commodities (como el cobre y el oro), que son clave para el Perú, lo que puede jugar a favor en las exportaciones, pero también generar riesgos de dependencia.
En otras palabras, la señal de Powell no solo redefine el rumbo económico de EE. UU., sino que abre un capítulo clave para mercados emergentes como el peruano: el tipo de cambio podría entrar en una fase de relativa estabilidad, pero con oportunidades y riesgos que el país deberá saber gestionar.

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