Una decisión que sacude a los mercados globales.
Donald Trump vuelve a encender las alarmas del comercio internacional al anunciar que impondrá un arancel del 50% a las importaciones de cobre hacia Estados Unidos. Sin concesiones ni nuevas prórrogas, el exmandatario confirmó que la medida entrará en vigor este 1 de agosto, lo que desencadenó una reacción inmediata en los mercados de metales y acciones.
La cotización del cobre se disparó más del 10% en la Bolsa de Metales del Grupo CME, superando los US$5,50 por libra, mientras que en Nueva York los contratos futuros alcanzaron un histórico US$5,66 por libra. Al mismo tiempo, las acciones de la gigante minera Freeport-McMoRan subieron 5,6%, reflejando el nerviosismo y la especulación en torno a esta nueva política arancelaria.
Perú en la mira: ¿ganancia o riesgo?
Aunque Chile es el principal proveedor de cobre para EE. UU., Perú también juega un rol clave. Solo en abril de 2025, el cobre refinado representó US$104 millones en exportaciones peruanas hacia ese país. Si bien el alza del precio internacional podría traducirse en mayores ingresos para el país, la medida también genera incertidumbre para el sector minero, especialmente en lo que respecta a inversiones, contratos y rutas comerciales.
¿Y el tipo de cambio?
En el corto plazo, un cobre más caro podría atraer divisas y fortalecer al sol. Sin embargo, si la guerra comercial se agudiza y aumenta la aversión al riesgo, los inversionistas podrían refugiarse en activos seguros como el dólar. Este fenómeno podría depreciar al sol y presionar el tipo de cambio al alza, especialmente si se combinan factores externos con tensiones internas.
Más allá del cobre: medicamentos y el dólar bajo fuego.
Trump no se detuvo allí. También anunció que su administración impondrá aranceles de hasta 200% a medicamentos importados, con un período de transición de entre uno y 1.5 años. Además, cargó contra el bloque BRICS, al que acusa de querer “destruir al dólar” como moneda hegemónica, y les impuso un arancel adicional del 10%.
Un escenario volátil que exige vigilancia activa.
Las medidas arancelarias de Trump vuelven a poner a prueba el equilibrio de la economía global. Para un país como el Perú, altamente dependiente del cobre como motor de exportaciones, esta coyuntura representa tanto una oportunidad para mejorar sus ingresos como una amenaza por la volatilidad financiera que puede generar. El desafío será reaccionar con inteligencia, monitorear los flujos de capital y estar atentos al impacto en el tipo de cambio, la inversión minera y la estabilidad macroeconómica.

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