Un país en cuenta regresiva hacia un año decisivo
El Perú se encamina a las elecciones generales de 2026 en medio de un contexto económico frágil y sensible a los vaivenes políticos. A partir del segundo semestre de este año, se han empezado a percibir señales que podrían marcar la pauta de la actividad económica y, por ende, influir en la estabilidad del país.
José Luis Nolazco, economista y docente de la Universidad de Lima, advierte que este no será un proceso electoral cualquiera: los mercados estarán con la lupa puesta en los candidatos, sus propuestas y su postura frente a la economía de mercado.
💱 El dólar, primer termómetro de la política.
En períodos preelectorales, el tipo de cambio suele reaccionar antes que cualquier otra variable. Según Nolazco, si los aspirantes mejor posicionados en las encuestas transmiten incertidumbre o muestran una agenda poco amigable con la inversión, el sol podría depreciarse desde niveles cercanos a S/ 3,60 hasta un rango de S/ 3,75 o incluso S/ 3,80.
En cambio, si las propuestas y perfiles son percibidos como pro mercado y estables, la divisa estadounidense podría mantenerse más controlada.
Este comportamiento no es nuevo: en anteriores procesos electorales, la sola expectativa sobre quién podría liderar el país ha bastado para que inversionistas ajusten sus posiciones, moviendo el precio del dólar y modificando el flujo de capitales.
📉 Expectativas empresariales en retroceso.
Otro patrón recurrente en los años previos a elecciones es el deterioro de la confianza empresarial. El Banco Central de Reserva mide mes a mes las expectativas de inversión y contratación, y suele detectarse una caída significativa meses antes de conocer al nuevo presidente.
El efecto es en cadena: primero se frena la inversión privada, luego se ralentiza la creación de empleo, el consumo se enfría y finalmente el crecimiento económico pierde fuerza. El lapso entre la caída de expectativas y el impacto real en la economía suele ser de uno a dos trimestres.
🌏 El frente externo: un 50 % del juego se decide afuera.
La vulnerabilidad peruana no se limita al terreno doméstico. Alrededor de la mitad del crecimiento del país depende del desempeño de Estados Unidos y China, sus principales socios comerciales.
En el plano global, la política arancelaria más agresiva de la administración Trump en EE. UU., vigente desde enero de este año, ha generado tensiones y renegociaciones que están enfriando las proyecciones de comercio mundial.
Si cualquiera de estas dos potencias entra en recesión o reduce su crecimiento, Perú sufriría el golpe: por cada punto menos de crecimiento en EE. UU. o China, el PBI peruano caería aproximadamente 0,5 puntos. El FMI ya ha proyectado un menor avance para ambas economías en 2025, lo que podría condicionar seriamente nuestro desempeño en 2026.
📌 La agenda que marcará la campaña.
Nolazco identifica cuatro ejes que los candidatos no podrán evitar en su discurso económico:
- Reforma del sistema de pensiones: un debate que ya está en marcha y promete ser un campo de batalla político.
- Seguridad ciudadana: un problema transversal que afecta a la inversión y la confianza.
- Lucha contra la minería ilegal: clave para proteger la inversión formal y el medio ambiente.
- Atracción de grandes inversiones: tanto en minería como en infraestructura de gran escala, fundamentales para dinamizar el crecimiento.
Aunque algunos sueñan con un crecimiento superior al 3 % en 2026, el consenso es que, sin reformas profundas y estabilidad política, será difícil alcanzar esa meta.
🔍 ¿Qué significa todo esto para el tipo de cambio y tu bolsillo?
En un año electoral tan determinante, el tipo de cambio se convertirá en el termómetro más visible de la confianza o el temor de los mercados. Una combinación de candidatos poco claros en materia económica y un entorno internacional debilitado podría llevar al dólar a encarecerse, impactando directamente en los precios de productos importados y en el costo de vida.
Por el contrario, un escenario con propuestas sólidas y políticas pro inversión podría estabilizar el sol, dar algo de respiro a la inflación y favorecer las importaciones de bienes clave.
La clave estará en observar, más allá de las promesas, la credibilidad y viabilidad de los planes económicos de quienes aspiran a liderar el país.