Los aranceles globales que aplicará Estados Unidos han generado pesimismo en los mercados, los cuales estarán atentos a posibles negociaciones y medidas de represalia.
Trump y el “Día de la Liberación”.
Con sus anuncios del 2 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despejó las últimas dudas sobre el inicio de una guerra comercial y la magnitud que esta podría alcanzar. La confirmación de que EE.UU. aplicará un arancel general del 10% a todas sus importaciones, con tasas aún mayores para grandes economías como la Unión Europea y China, llevó a los mercados globales de un estado de incertidumbre a uno de pesimismo, reflejado en fuertes caídas.
El día posterior al ‘Liberation Day’ terminó con una baja del 4,84% en el índice S&P 500, la mayor caída diaria desde la crisis del COVID-19 en 2020. Las noticias que siguieron, especialmente la decisión de China de aplicar aranceles recíprocos del 34% desde el 10 de abril, intensificaron las pérdidas en la sesión del viernes 04 de abril. Como señala José Silva, senior strategy associate en Inteligo, el mercado no anticipaba una respuesta arancelaria tan agresiva, y ahora predomina la búsqueda de refugio. “Por ahora, los inversores están trasladando sus posiciones hacia los tesoros y otros activos considerados más seguros”, explica.
Expectativas de los mercados internacionales.
Luego de los anuncios, el mercado centra su atención en la posibilidad de que se inicien negociaciones, algo que el presidente Trump consideraría solo si recibe una propuesta “fenomenal”, según declaró el 3 de abril. “La magnitud de las caídas en los mercados en los próximos días dependerá de las reacciones de los países más impactados”, señala Luis Eduardo Falen, profesor de Economía en la Universidad del Pacífico.
Aunque aún existe margen para establecer un diálogo, esa oportunidad podría cerrarse pronto. China ya ha anunciado represalias, mientras que Teresa Ribera, jefa de competencia de la Unión Europea, afirmó que, si bien su bloque busca evitar un enfrentamiento con EE.UU., está preparada para responder si es necesario. Los mercados seguirán atentos a este intercambio de acciones y respuestas, aunque por ahora las proyecciones han sido ajustadas a la baja. “Ya no somos tan optimistas con el S&P500. Antes proyectábamos un alza del 12%, pero ahora estimamos entre un 5% y 6%, dependiendo de cómo evolucione la situación”, comenta César Huiman, analista senior de Renta4 SAB.
Posible recesión en EE.UU.
Con la guerra comercial ya en marcha, las preocupaciones ahora giran en torno al futuro de la economía de Estados Unidos. Incluso antes de los anuncios del 2 de abril, Goldman Sachs había incrementado del 20% al 35% la probabilidad de una recesión en ese país. Por su parte, el 4 de abril, JP Morgan indicó en un informe que la posibilidad de una recesión a nivel global alcanzaba el 60%. Mientras tanto, la bolsa de Lima también cayó, aunque el hecho de que el cobre aún no esté sujeto a aranceles brindó un leve alivio.
Golpe hacia la tendencia bajista del tipo de cambio en Perú.
La declaración de una guerra comercial por parte de Estados Unidos, acompañada de la imposición de aranceles a sus principales socios comerciales, generaría un impacto significativo en el tipo de cambio en Perú, principalmente a través del canal de incertidumbre financiera internacional y el comportamiento de los precios de los commodities.
En primer lugar, el aumento del riesgo global podría provocar una salida de capitales de mercados emergentes hacia activos considerados más seguros, como los bonos del Tesoro estadounidense. Esta dinámica reduciría la demanda de monedas de economías en desarrollo, como el sol peruano, presionando alza el tipo de cambio.
En segundo lugar, si la guerra comercial afecta negativamente a la economía global, podría reducir la demanda internacional de productos clave para la economía peruana, como los minerales. Aunque inicialmente el cobre no fue alcanzado por los aranceles, el temor a una desaceleración global ya empieza a afectar su precio. Una caída en el valor del cobre (principal producto de exportación del Perú) impactaría negativamente en la balanza comercial del país, disminuyendo la entrada de divisas y, con ello, ejerciendo mayor presión sobre el tipo de cambio.
Finalmente, la incertidumbre también puede afectar las expectativas del mercado interno. Empresas e inversionistas podrían anticipar una mayor volatilidad cambiaria y optar por exigir más dólares como medida de protección, lo que fortalecería aún más la moneda estadounidense frente al sol.
Fuente: Semana Económica.